martes, 28 de diciembre de 2021

El Poder del Metal

Situémonos en Londres. Concretamente en el Aeropuerto de HeatThrow (o como quiera que se escriba), justo el día anterior a la nochevieja del año 2003.

Me encuentro en el hall de acceso a la zona de facturación entre mis amigos Susana y Óscar “Tras”, hacha de aquél conjunto conocido como “El Motociclón”, el cual, en aquellos tiempos, no había iniciado su andadura. Lo haría tres meses después.  El cuarteto lo completa Adrián Ceballos, uno de los mejores bateristas de ayer y de hoy.

La multitud se acumula en un cuello de botella generado por el control de aduanas, haciendo que el aire sea difícil de respirar. Entretanto, las miradas se cruzan y nuestros rostros definen a la perfección la zozobra de unos cuerpos maltratados por la juerga y el descontrol de las noches pasadas.

En Londres, aunque los garitos cerraran demasiado pronto para lo que estábamos acostumbrados, te podías pasar todo el día haciendo el tourist por la mañana (beber pintas y ver/comprar discos y parafernalia heavyrocker, en nuestro caso) y el crápula por la noche (siempre que conozcas la gente adecuada, o ciertos hostels que se saltan algunas normas).  Así que, tras cuatro días danzando con el bien y el mal, nos encontrábamos sumisos a la inercia de aquel río formado por los viajantes, al ritmo del zumbido de nuestras propias cabezas. 

Durante un momento, cerré los parpados levemente, dejándome llevar por ésa especie de ronroneo andante, y se me apareció el flash de la última noche…

 

El enésimo Pafeto había cerrado y con ello nos dimos de bruces con algo que no queríamos aceptar: pirarse a sobar. Pero Dee Dee, mi hermanín covachero, perteneciente al komando-Arrasate (otro grupo de amigos, a cual más colgao, y  con quienes hicimos sincronizar nuestra agenda de viaje) sugirió que podríamos irnos a su Hostel, que tenía un Pub, así que allí fuimos. Tras los penúltimos bailes y la consiguiente expulsión de aquel garito,  nos dijeron que no desparramásemos por los pasillos ni hiciéramos ruido en las habitaciones, pero que podíamos terminar la noche en el “TV Room” (una estancia enmoquetada, con sofás y una tele doméstica, ideal para contar chistes y engullir cubalibres), así que allí fuimos.

Tras una ristra de momentos cómicos, y con todas nuestras existencias terminadas, sólo nos quedaban dos opciones: O ir [esta vez sí] a dormir, o enhebrar a la puta calle, así que nos fuimos al Hyde Park, lugar donde terminamos jugando al “fantasmita por aquí...”, al “maravilla, maravilla”, “El Minué”, y otros tantos juegos cooperativos que eran, realmente, una escusa para refocilar los cuerpos entre nosotros y otras amigas y amigos internacionales, los cuales se unieron a la comparsa trufa tras ése momentazo estelar en la mencionada “TV Room” y  cuya foto dejo al final de la historieta, porque si la veis ahora no vais a poder pensar en otra cosa que en ésa [alerta spoiler!] infame pirámide de ojetes…..

 

Volviendo del flashback, y despertando a pocos metros de los mostradores de facturación,  me acordé del cinturón de balas mazo de guaper que se había comprado Óscar “Tras”, igualito al que solía llevar Lemmy de los Motörhead o Cronos de los Venom, para petarlo en los festis…

-          “Tronco…. ¿vas a intentar pasar el cinto de balas por el control, o lo vas a facturar?

Le planteé

-          Pues tenía pensado meterlo con el equipaje de mano”

-          “¿tu flipas?”, le espeté

-          “con la que tienen liada en el control, nos van a tener todo el día ahí y seguro que palmamos el vuelo…”

Y así fue como le convencí para que metiera su cinturón a tope de Heavy Metal en su mochila, pero como no tenía hueco, se la endosó a Susana, que solía adquirir, entre otros roles, el de “madre-cuidadora”, y en ésa ocasión no fue menos. “Sus” metió el complemento heavytrónico en su maleta y facturó ésta junto al resto del equipaje.

Tras el paso sin incidencias por los controles de seguridad, nos dirigimos a la puerta de embarque, en cuyo mostrador, presentamos nuestro billete y documento de identidad.

Y no pudimos contar apenas unos segundos cuando, de repente, se nos presentó un tipo alto, con traje y un pinganillo de ésos que utilizan los Geos, custodiado de unos cuatro guardias de seguridad armados.

Con un gesto de invitación a que le acompañáramos, aquel señor que parecía de la Interpol nos llevó a una estancia en la que había una especie de cabina de un metacrilato que, de grueso que era, tenía toda la pinta de ser antibalas, e incluso anti-deflagraciones. La cabina era amplia y cabíamos los cuatro cómodamente. Y aunque no disponía de asientos, tenía algunos maceteros con Troncos del Brasil, Potos y otro tipo de plantas de interior que lo convertían en un espacio bastante coqueto y agradable.

 

Una vez dentro, se dirigió a mí (supongo que pensaría que era el líder de la banda) y me dijo algo así como

-          ya jav Bulats in yar pakeich

Apenas me había salido un “Guat de Fak?”, cuando el tipo se intentó explicar de otra manera:

-          “ya jav Munishon…. Amunishon…” … “Armor!!” 

-          “Armoor?” … “Cooomor???” dijo alguien…

-          “Ah coño!!!”, respondió Adri, que era quien tenía el B3 de inglés

-          “It’s not Munition, is fashion, fashion”….  “not armor…” Continuó…

-          It’s a …. It’s a …

-          “Joder tronco… ¿cómo se decía “cinturón” en inglés?”

-          Estooo….”

Y mientras los dos hacíamos el gesto de señalarnos el cinturón, el tipo dijo:

-          A Belt?”

-          Ou yeah, boss!!! It is a Belt!!”  le respondí entusiasmado.

En ese momento, la cabina de metacrilato de alta gama ya estaba rodeada por otros cuatro guardias más, con sus metralletas y vestimenta para-militar.

-          OKAY….

Sentenció el jefe, seguido de una serie de vocablos en inglés a alta velocidad, dirigiéndose el pinganillo a las fauces, mientras se marchaba como diciendo “Esperad, que en un ratico vengo, zagales!!”

A partir de ahí fue cuando se vivieron los momentos más tensos…

-          “Joder Chicos, No me lo puedo creer. Anda, que ya os vale! …” Comenzó diciendo Sus.

-          “Buah chaval… seguro que nos llevan al talego, rollo preventivo, en plan protocolo antiterrorista…” continuó Adri

-          “No creo. Pero lo que tampoco creo es que nos estén esperando los del avión, seguro que ya han despegao...” Añadí.

Tras unos extraños segundos, en los que el silencio pareció apoderarse de la sala, éste fue roto por Óscar “Tras”, que había permanecido impasible en todo el proceso de retención como si la cosa no fuera con él:

-          “¿Sabéis lo que os digo?” Preguntó.

Para, seguidamente, soltar esta perla literaria:

-          “Que como no nos suelten pronto, les pienso dejar un obsequio en una de las macetas. Que llevo un rato jiñándome”

 

Las risas y carcajadas fueron inmediatas y los chistes de ámbito escatológico no se hicieron esperar, empezando por uno que contaba nuestro amigo común Jesús “El Pelos” y del cual éramos muy fan:

-          “Esto que van dos prendas que están metíos dentro de un váter (pero dento del inodoror), y de repente mira uno pa arriba y dice: ‘Cuidao! Que viene un troncocooogh’ …. oclog”

-          “Buah, chaaavas, hahahajaja”

O este otro:

-          “Óscar, que me han dicho que te has cagado en el ascensor”

-          “Calla, calla, es que he visto ‘Planta Uno’ y me he liao”

-          JAJAJAJAJAJAJAJAA!!!! GUAAAA!!!

 

Los “G-Joes” flipaban.

En el Fadeout de las risotadas, observé cómo nos miraba uno de ellos. Y, por un momento, jugué a meterme en sus pensamientos. E imaginé que uno de ellos imaginaba:

-          “A gañanes no tienen rival. Pero Terroristas, no creo que sean terroristas ...”

Mientras, yo mismo le dibujaba, con mi imaginación, una viñeta con forma de nube alrededor de las palabras que creí imaginar que pensaba….

Entonces, mi flipada mental fue interrumpida por el jefe de seguridad Interpoliano que había pilotado el interrogatorio y, regalándonos una sonrisa forzadamente ensayada, nos dijo algo que no entendimos, pero que interpretamos como que el malentendido ya se había aclarado. Así pues, nos dejamos caer camino a la puerta de embarque, orientados por el paseíllo formado por ésos pedazo de guardias de seguridad “High Level”.

La verdad es que acojona ver tanta metralleta junta.

 

cinto quetecuén x-ray spex

Cuando entramos en el avión, no fuimos recibidos precisamente con cánticos de bienvenida. De hecho notamos una especie de silencio abrupto e incómodo, como si el ruido formado por las conversaciones de unas y otros se hubiera interrumpido repentinamente ante nuestra llegada, evidenciando que nos estaban poniendo a parir. Aunque no puedo asegurar que fuéramos nosotros, precisamente, el objeto de sus supuestas descalificaciones, dado que los de RayanAir no habían tenido a bien enchufar el aire acondicionado durante la hora que duró nuestra desventura, por lo que se jactaba el olor a humanidad, se podían observar los chorretes cristalinos de las frentes y se percibía que la gente no se estaba divirtiendo.

Desde luego, si los de RayanAir hubieran sacado el “rasca y gana” en ese momento, saltándose el protocolo y hubieran puesto el climatizador al 11, como si del volumen del amplificador de los Spinal Tap se tratara, seguro que hubieran amortizado de sobra el gasto del aire. Y la gente se hubiera quedado esperando tan a gustito, recordando experiencias de su estancia, o jugando al bingo de marras.

Chimpón.

 

 

En fin, amigas y amigos. Espero que este pequeño relato os haya resultado, como mínimo, entretenido.

Por mi parte, como no puede ser de otra forma, debo de reconocer que me lo he pasado del carajo recordándola e intentando transcribirla, siendo lo más fiel posible al surrealismo de la memoria, y es que el paso del tiempo también es una especie de pincel mágico que nos pinta trajes de superhéroes cuando así lo necesitamos.

Y para comprobarlo, sólo hay que volar a nuestra infancia.

 

 

Un cordial y animoso saludo, amigas y amigos reales e imaginarios.

Que el año 2022 os abrace, os cuide y os sonría casi todo el rato. Y cuando no lo haga que sirva al menos para apreciar, precisamente, las sonrisas, los abrazos y la salud.


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Enlaces externos:

https://youtu.be/viIT6fjaCs0 (punteo del "Onanismo Obligatorio". la grabación perdida, Por Óscar "Tras")

https://www.youtube.com/watch?v=-YzFvseFV6E (Actuación de Mohama Saz, con Adrián Ceballos a la batería)






















y ahora sí ....

Ahí lo tenéis: El CASTELLÉT de CULOS