Éste año que nos deja se ha cumplido el 25 aniversario del accidente que truncó la carrera artística de Tino Casal.
Decir que murió no sería correcto, ya que los artistas de ése nivel, nunca mueren del todo ya que su legado sigue vivo.
Para conmemorar dicho aniversario, se ha editado una preciosidad de libro-homenaje. En él, tengo el gusto de compartir estrofas con gente como Igor Paskual o el mismísimo Paco Clavel, también con amigos a los que admiro, como El Tamar, enormes dibujantes como Mauro Entrialgo, Mr. Bratto, o Mik Baró, o la incansable Lara (Petit Pop- Undershakers) que no solo participa con un emotivo relato, sino que ha sido una de las ideólogas y coordinadoras del proyecto.
Un proyecto que se podría calificar de íntimo, abrazado por la familia y amigos, y que no tiene ningún objetivo comercial, ya que no se venderá en tiendas. Sólo se ha distribuido entre los cientos de mecenas que han hecho posible el libro.
Y os preguntaréis... ¿el Robertez en un libro homenaje a Tino Casal?
Si bien es cierto que nunca fui muy fan de su música, los heavies de mi época siempre le tuvimos mucho respeto. Tino Casal era como de otro planeta, un tío auténtico, como el mísmimo heavy metal (antes de ayer, me crucé con el gran Pepe Mary de BellaBestia, y me decía "Joder! el Tino Casal!! era muy fan del grupo, le encantaban nuestras pintas, y estuvimos a punto de que nos produjera el disco que iba a significar nuestra vuelta en los años 90, pero sucedió lo de su accidente y no se pudo hacer. Pero le encantaban Bellabestia. Y a nosotros Tino!!"
El caso es que, aunque de rebote (mi cometido en el proyecto era poner en contacto a Fortu y Paco Laguna con Lara), al final, pude participar contando un chascarrillo. Imaginaos qué ilusión, poder hacerlo con mis Primeros Héroes....
Ahí va, pues:
Hubo canciones que en su día nos taladraron el cerebro desde la
radio-fórmula y la TV (cuando existían programas de Televisión musicales desde
los que dogmatizaban al rebaño del público genérico).
La mayor parte eran éxitos de temporada que, desde los medios oficiales intentaron hacer
nuestros. Por otra parte, los pseudo-artistas y grupetes de pastel que las interpretaban
forman, en nuestros días, parte de la
vergüenza ajena colectiva y ya sólo tienen espacio en algún programa de
flashbacks que sirven para poco más que para echarnos unas risas.
Sin embargo, hay canciones que ponen banda sonora a muchas etapas de
nuestra vida. Ésas canciones que, hayan formado parte o no de un espacio
importante de la historia de la música, sí lo han hecho de nuestra propia
historia, porque son canciones que nosotros mismos hemos convertido en hits,
hayan sonado o no en la radio.
Casi desde que tengo recuerdos, he
sido un devorador compulsivo de música
(especialmente de blues, punk, pop, soul,
-y, sobre todo- rock & heavy metal) y en general de todo lo que no
tuviera nada que ver con el tecno ni los hits de turno que nos meten por la
radio o por internet (el otro día vi un anuncio que es para que se nos caiga el
costo. Rezaba algo así como “¡Apúntate a MTV
faker!! ¡Y te hacemos las listas con las canciones de moda!! Creamos por ti una
lista de reproducción a tope guay para que no tengas que hacerla tú!! Kámon
beibe!!”).
En mi caso particular tengo un recuerdo especial de mi infancia, porque al
fin y al cabo, es en la infancia donde damos forma a nuestra personalidad. Y porque
fueron ésos días de proto-consciencia musical las que me marcaron y me
definieron como infra-ser.
Entre los años 80 – 83, andaba por
el primer grado de la EGB. La zona de Vallekas en la que me crié estaba rodeada
de descampados y montículos formados por la arena y los cascotes que
descargaban, casi diariamente, los camiones de los escombros, y que convertían
la escombrera en una cordillera genial para la exploración y el juego.
El colegio al que iba estaba ubicado en un local vecinal e íbamos al recreo
a un parquecillo público. Al lado de ése parque, coronado por un poste de la
luz (un tronco que se movía más que las piernas del Elvis) había un montículo
que utilizábamos como “tobogán-lumpen”.
A la salida de clase, armados con los frisos que habíamos encontrado en
la escombrera, hacíamos unas carreras que eran letales. De repente, uno de
los amiguitos de competición, gritó
“Subeee al coche, reina de la noche, olvida tu mal humooououor”. “Ahí va!” –pensé- “qué guapo!”. Era la
primera vez que el estribillo de una canción era ubicable en una aventurilla de
extrarradio.
Mi cole estaba a unos 300 metros de
mi kerfo. Como los amigos de mi calle iban a otros colegios, gozaba, digamos,
de dos parroquias. La de mi clase, y la de mi barrio. Y si con los del cole, el estribillo del “Embrujada”
de Tino Casal fue el grito de guerra cada vez que nos tirábamos por la cuesta
de un montículo con un friso (si alguien conseguía la tapa de una taza del
váter, de tal velocidad que pillaba, se ahostiaba antes de terminar la
tonadilla), con los de mi calle, fue el “Yo
sólo lo hago en mi moto” de Obús, mientras pedaleábamos por las calles sin
asfalto del poblao chabolista del “cerro del tío Pio”. “Rodando!! Fuera de controoool!!! … Rodando!!
Me siento mucho mejooooououooor” ….
Gritaba, inconsciente de la conexión que existía entre ésta, y la
canción que cantaba con los de mi clase…. Fue cuando, a partir de entonces,
abracé al Heavy Metal.
Poderoso.... la primera cinta que me compraron. |
Los niños buscan héroes. Desconocíamos el significado de palabras como
“glamour”, “ambigüedad” o “cutre-lux”,
por lo que no nos metimos, ni de refilón, en aquella escena denominada “Movida
Madrileña” y cuyos representantes, con
ésas pintas de enfermos perpetraban ésa musiquilla pastrucera, estaban muy lejos de la galaxia a la que
pertenecían nuestros ídolos…
Tachuelas, greñas, guitarras de flecha, chupas y camisetas rotas por la
batalla, pantacas con piel de serpiente. El bajo, con forma de hacha,
tenía sangre en su filo: seguramente
eran los restos de la decapitación de algún pijo. No se les veían las botas. Se
movían subidos en una nube de humo de motor. Eran Poderosos como el Trueno. Como 100 misiles nucleares.
Entonces, cuando cumplí los 10 años, mis padres me acompañaron a una tienda
de electrodomésticos (que eran los sitios
dónde mayormente se podía comprar música en el barrio) y me compraron la
cinta del “Poderoso como el Trueno”, el segundo y por entonces último disco de
Obús. Cuando la puse en el radio-casete-mono familiar, aluciné. Y el flipe, de
una forma u otra, no se me ha quitado. En esos días, me aprendí las letras y me
sabía el orden de las canciones. En el interior de la carátula, ponía
“Producido por Tino Casal”, y aunque hasta que no me metí en un grupo de rock,
20 años después de aquel mágico momento, no tenía ni idea qué hacía exactamente
un productor, siempre me intrigó cual sería la relación entre los intérpretes
de dos de las canciones más entrañables de mi vida, aunque estilísticamente,
una estuviera en las antípodas de la otra.
Y ha sido Paco Laguna, el héroe que empuñaba la guitarra de flecha y
aparecía en ésa mítica portada del citado “Poderoso como el trueno” quien ha
aclarado las múltiples preguntas que me he hecho en torno a la relación que
pudiera haber entre Tino Casal y Obús.
“Conocimos a Tino Casal a través de Zafiro, nuestra compañía de discos. Luis Soler nos lo
presentó. Vino a nuestro local de Vallekas; Tino aún no era famoso ni había
pegado el pelotazo, por lo que apenas le conocíamos, pero flipamos con la
cultura musical que tenía, especialmente de música Rock. Rápidamente hubo una
especie de magia entre nosotros, Tino era una persona increíble y le cogimos
cariño enseguida…”
Vuelvo
a escuchar “Prepárate” y “Poderoso como
el trueno” y aparte de que me imagino que su sonido (sobre todo el del segundo)
fue revolucionario para un grupo de Heavy Metal, éstos han envejecido de puta
madre, muy lejos de las “modern-heces” de la época. Supongo que Tino Casal fue
decisivo en esto, pero Paco me lo aclara... “Aunque las canciones ya las teníamos trilladas en el
local y no se metió en la composición de las mismas, él aportó muchísimo en las voces, los coros,
los efectos… efectivamente, escuchas ésos discos después de más de treinta años y siguen
sonando actuales”.
Hace
no mucho vi la interpretación que, en su día, hicieron Obús del tema homónimo
del “Poderoso…” para el programa “Tocata”. Cuando escuchaba el disco, ni me
perlaba que era otra voz (la del mismísimo Paco) la que interpretaba dicha
canción, por lo que pensé que quizá sería idea de Tino “No fue, exactamente, idea de Tino, pero él
me animó. Además, en ésa canción vimos la posibilidad de que Fortu doblase
algunas líneas de guitarra, y visto el resultado del disco, lo llevamos al
directo, con un resultado cojonudo.
Cuando
le cuento que, siendo pequeño, los heavies de la época odiábamos el tecno,
los modernillos y todo lo que se llamó “nueva ola” pero que Tino era bastante
respetado por todos, apunta “Dentro de los círculos cercanos a Obús y
nuestros colegas del rollo, Tino era muy respetado. En cuanto le conocían,
y eran conscientes de la cultura que tenía, no ya sólo musical sino también a
nivel artístico en general (moda, diseño etc…) se lo flipaban. Con el tiempo,
la gente le fue conociendo y apreciando”.
Continúa “Incluso nos influyó a la hora de elegir el vestuario en
nuestro segundo disco, hasta el punto que él mismo diseñó alguno de los modelos que utilizamos a
partir del “Poderoso”. El siempre estaba, digamos “con la radio puesta”,
viajaba a Londres cada dos por tres y bien se perlaba de las tendencias, o bien
se lo inventaba. Estéticamente era revolucionario,
escandaloso.
¡Y el logo de Obús! ¡El que utilizamos
desde el segundo disco y se ha convertido en nuestro icono a lo largo de
nuestros más de treinta y cinco años de historia, Lo creó Tino!
Decía “Tíos, tenemos que hacer un logo que sea totalmente heavy metal”, ¡y mira si lo hizo!”
EL LOGO! |
Volviendo a lo
musical, nos comprásemos o no los discos de de Tino Casal, muchos pensamos que,
con la gran voz que tenía podría, no ya haber
liderado un proyecto cercano al heavy rock, pero al menos sí hacer alguna
colaboración, o single. … No sé si los Obús, o la gente de la escena más dura,
y en la cual se movía y hacía respetar, le metió el gusanillo del metal..
“Él aportó su voz en los coros. No se metió
al heavy ya que cuando le conocimos él todavía no había despegado, pero cuando
su rollo pegó el pepinazo, se implicó totalmente en su carrera, ya que tenía muchas
galas, actuaciones en TV, giras, y debía continuar con su producción
discográfica…
De todas formas, él siempre estuvo cercano
al Rock. De hecho, su banda de directo era un grupo de Rock”
Después
de aquel encuentro, y espectacular continuación, a Obús le tocaba dar otro
paso. El siguiente disco, el aclamadísimo “El que más” (no en vano fue disco de
platino y se llevó premios a cascoporro) fue
producido por el propio grupo, con Mark Dodson a los controles
(ingeniero de artistas como Joan Jett, Ozzy Osbourne o los mismísimos Judas
Priest, uno de los grupos de referencia de los propios Obús). Pero la
“separación” con Tino, no fue dolorosa precisamente …
“… es que no hubo una separación cómo tal.
El ya estaba triunfando como artista y, aunque no se metió en la producción,
estuvo al tanto de todo el proceso. “El que más” lo produjimos nosotros,
empleando todas las enseñanzas que recibimos de Tino con los discos anteriores.
Nos surgió la posibilidad de hacerlo en los Estudios Mediterráneo de Ibiza
(propiedad de Dave Holland, batería de los Judas en ésos tiempos).
Nada más terminarlo, se lo pusimos para que
lo escuchara y le encantó. ¡Y por supuesto que colaboró! ¡Él es el autor de la
portada!!
Ya te contaba que Tino era un artista
excelso, y como diseñador también era un genio. Él mismo se curró a mano la
maqueta en relieve de la portada y la contraportada y todos alucinamos cuando
la vimos.
Después
de todo, la relación siguió hasta los últimos días…
“Te ves menos, porque tienes compromisos,
pero nos teníamos mucho aprecio.
Hubo un momento en el que Tino tuvo que
interrumpir su carrera debido a un problema óseo. Tras la operación, estuvo
retirado en un pueblecito de Castilla-León (creo que por Burgos). Una noche,
tocamos cerca y aunque él no se pudo pasar debido a su convalecencia, vino un
colega suyo y luego nos fuimos con él a hacerle una visita. Se partía de risa “¡Con
las pintas que traéis, si nos ven juntos podrían pensar que estoy de baja por
las drogas!” decía, irónicamente.
El accidente que acabó con Tino fue una
terrible sorpresa. Habíamos estado juntos un par de días antes.
Ahora, después de tanto tiempo, te das
cuenta de hasta dónde te puede marcar una persona. Ya te digo, a lo largo de
más de 35 años de carrera, Obús hemos conocido a mucha gente, alguna
maravillosa, pero Tino es sin duda, una de las mejores y más entrañables
personas que hemos conocido”.
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La verdad es que poder redescubrir a Tino Casal ha sido un flipe. Alucinar con los Archiduques cuando Tino apenas tenía 18 castañas, o con el "Emborráchate", peazo de himno al pimple y al escanciamiento de sidra a topor.
O, ya dentro de la época del Tino Casal conocido por todxs, descubrir un hit disco-ROCK como es Billy Boy. Os dejo, respectivamente, los tres videos, para que os empapéis de la grandeza de un prenda que se estaba reinventando continuamente...